Un viaje a las tierras vikingas

A MITAD DE CAMINO ENTRE ISLANDIA Y NORUEGA, SE LEVANTA UN ARCHIPIÉLAGO QUE FLOTA EN MEDIO DEL ATLÁNTICO NORTE: LAS MÍTICAS ISLAS FAROE. LO COMPONEN 18 ISLAS DE ROCAS OSCURAS QUE REVELAN SU PASADO VOLCÁNICO Y HACEN DE SUS PLAYAS UN VERDADERO PARAÍSO DE CONTRASTES.

Un lugar mágico para aquellos que disfrutan el contacto con la naturaleza. Sus grandes acantilados y sus amplios prados verdes pintan las montañas y se contrastan con la pureza del Atlántico. Este archipiélago forma parte de Dinamarca, aunque desde 1948, cuenta con su propia autoridad política y económica: no forma parte de la Unión Europea y tiene su propia moneda independiente. Sus playas de arena negra encuentran sus raíces en su pasado volcánico que se extiende desde Islandia a las Islas de Shetland, haciendo de ellas un paisaje único. Su nombre, Faroe, es de origen danes que se traduce como Islas de los corderos y le sienta a la perfección ya que en la isla habitan 80.000 corderos, una cifra altamente mayor a la de personas (50.000). Los corderos, junto con la pesca, son esenciales para la subsistencia de su población.

Al ser un destino inhóspito, para poder llegar a las Islas, se puede tomar un ferry desde la ciudad danesa Hirtshals donde se recorren los fiordos desde el mar para poder apreciar estas imponentes vistas. El transporte llega a la capital del archipiélago, Tórshavn, una de las capitales más pequeñas de Europa. Si hay algo que llama la atención al dar los primeros pasos en las islas son sus construcciones. Las casas están hechas con madera, pintadas a partir de una amplia gama de colores y sus techos están cubiertos de césped para protegerlas de la lluvia, aunque esta técnica también tiene un rol aislante. Esta forma de construcción ha sido así por más de 1.000 años y hacen que estas ciudades nórdicas parezcan suspendidas en el tiempo.

Las Islas Feroe se caracterizan por la inmensidad de sus paisajes que dejarían a cualquiera que las visite sin palabras. Todas las islas están conectadas por sus extensas rutas que suelen ser las favoritas de los fotógrafos. Una parada obligada en este viaje son las imponentes cascadas de Faroe, la más emblemática es la cascada Bøsdalafossur y la mejor manera de llegar a ella es haciendo una caminata guiada hasta su caída al atlántico. Para los fanáticos del avistaje de aves, la isla Fugloy es el lugar más indicado para ellos. Es la más oriental del archipiélago y su nombre significa literalmente “isla de los pájaros” ya que es el lugar elegido por miles de especies para reproducirse y hacer sus nidos. Las aves más vistas son los frailecillos, un ave blanca y negra que se asemejan a los pingüinos, y tienen un pico colorido que los hace extremadamente exóticos y fotografiables.

Su nombre, Faroe, es de origen danes que se traduce como Islas de los corderos y le sienta a la perfección ya que en la isla habitan 80.000 corderos, una cifra altamente mayor a la de personas (50.000).

Si de grandes atractivos se habla, el restaurante Koks es uno de ellos. La isla acoge esta aclamada propuesta bajo el mando del reconocido Chef Poul Andrias Ziska, que se ha encargado de llevar la cocina local a una categoría artística. El restaurante fue premiado con dos estrellas Michelin por su distintiva interpretación de la cocina nórdica, basada principalmente en mariscos, pescados y variedad de vegetales, en su más exquisita expresión. Su plato estrella es, sin dudas, el pulpo.

El restaurante Koks fue premiado con dos estrellas Michelin por su distintiva interpretación de la cocina nórdica, basada principalmente en mariscos, pescados y variedad de vegetales, en su más exquisita expresión.

Un primer acercamiento a sus costumbres e historia se puede conocer en una visita al puerto. Este se encuentra en la capital del archipiélago bajo el nombre de Thorshavn, que en la mitología de los Vikingos significa “puerto de Thor”. Los primeros colonos de estas tierras fueron los vikingos, es por eso que muchas de las tradiciones y nombres provienen de estos orígenes. Thor, en la mitología nórdica representa el dios del trueno y de la fuerza y es el símbolo más importante del archipiélago. Está personificado en un sello circular, con un escudo de punta en el medio y el martillo de Thor en el centro.

Un destino que lo admite todo: paisajes memorables, gastronomía de primer nivel y una cultura de lo más atractiva. Un conjunto de islas que ofrece la oportunidad de vivir unas vacaciones de ensueño al otro lado del globo, produciendo sensaciones que solo se experimentan una vez llegados a destino.

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